¡La esclerosis múltiple se puede sanar, si tú lo decides!
Diagnosticada con esta enfermedad “incurable” en el año 2006, la bioterapeuta y conferencista Thatiana Salazar logró sanar, pese al diagnóstico. “Cuando llegó la oportunidad de sanar, no la vi; buscaba cómo sentirme mejor e impedir que avanzara el deterioro, pero no buscaba sanar”.
Hay gente que no cree posible curar este tipo de enfermedades y Thatiana expresa entenderlo: ¡ella también creía lo mismo! “Entiendo a los que creen que no hay sanación. He aprendido y sé que hay enfermedades que pueden ser sanadas. Sin embargo, hace 6 o 7 años, la sanación no era opción para mí”.
Pensaba que la sanación “era un acto milagroso, y si Dios me castigó por algo, ¿cómo pensaría él en hacerme un milagro a mí?”.
Sanando una enfermedad “incurable”
Inicialmente, la medicina tradicional fue su aliada: rehabilitación con fisiatra y terapia ocupacional. Un día, le hablaron de Enric Corbera, especialista en Bioneuroemoción, momento en el que Thatiana comienza a formarse en el tema.
“Como los médicos decían que eso no tenía cura, mi interés era que la enfermedad no avanzara tanto. Empiezo el proceso y me sorprendo: no solo podía mejorar mi calidad de vida, sino que sané la enfermedad”.
Tras esta experiencia, se certifica en terapia de respuesta espiritual y se especializa en biosanación emocional. También es coach emocional y entrenadora mental de la Escuela Colombiana de Biosanación, además de bacterióloga de la Pontificia Universidad Javeriana.
Determinación: clave para sanar
“Un genuino deseo de vivir sano y querer una vida diferente. Cuando este deseo es fuerte, abres la mente y el corazón, iniciando el proceso de sanación. La determinación fue fundamental para lograrlo, estoy convencida de eso”.
Thatiana inició el proceso de biosanación en marzo de 2015 y culminó en noviembre de ese mismo año. En la actualidad, goza de una salud óptima. “Físicamente no tengo secuelas, mi cuerpo ha recuperado progresivamente funciones perdidas. Hace poco aprendí a montar cicla y llegué a pensar que sería muy difícil, pero no fue así”.
Alega sentir un profundo agradecimiento por la esclerosis múltiple. “Jamás olvidaré que gracias a este diagnóstico, soy quien soy. No habría aprendido a amarme, valorarme y respetarme sin este regalo que la vida me dio”.