Niños, maestros de la felicidad

Para mí la felicidad no existía, la definía como logros, especialmente, en el ámbito laboral: si me ganaba un premio o si alguien reconocía mi trabajo. En mi proceso de crecimiento personal, me di cuenta y comprendí que cuando logro una sensación de bienestar permanente tanto conmigo como con lo que está pasando afuera, independientemente de si me gusta o no, me siento bien y entro en equilibrio.

Precisamente ese es el objetivo de la felicidad: sentirnos bien, sentirnos tranquilos y en armonía. Angustiarnos por el futuro, por ejemplo, es una emoción frecuente en mucha gente, y al entrar en la incertidumbre de lo que puede pasar mañana, se altera nuestro bienestar. El presente es un hermoso regalo que tenemos hoy, tenemos que vivirlo y ocuparnos de él sin poner nuestra atención en lo que puede pasar.

Estoy convencida de que la felicidad es un estado permanente de bienestar que debemos cultivar en nuestro interior. ¿Cómo cultivarlo? Observando todo lo que tenemos y agradeciendo por ello. A veces, nos enfocamos más en lo que no tenemos, perdiendo de vista lo maravilloso que el universo nos ha dado: familia, pareja, perro, gato, amigos, un cuerpo, potenciales, salud, etc.

Nuestra experiencia de vida es como una planta, si no le das agua, se marchita. Lo mismos ocurre con nosotros: si no nos nutrimos, diariamente, desde el amor, la gratitud y la aceptación, podemos perder el equilibrio con facilidad, especialmente, en estos tiempos de pandemia y cuarentena.

¿Qué podemos hacer cuando perdemos el equilibrio?

  1. Medita: observa lo que está pasando

Afuera hay problemas, sí, pero ¿cómo estoy yo? ¿Estoy bien? ¿Estoy completa? ¿Estoy sana? Evalúa cómo estás respecto a eso que está sucediendo afuera y no depende de ti.

  1. Escribe notas de gratitud

En un cuaderno bonito, escribe tus agradecimientos diarios. Generalmente, yo escribo notas de gratitud en la noche y en la mañana. Si un día me siento mal, voy a mi cuaderno, leo lo escrito y me conecto con el poder del agradecimiento.

Prueba estas dos herramientas y me cuentas cómo te va. No busques la felicidad en el mundo físico, cultívala en tu interior.