La crisis es una situación difĆcil, grave e imprevista que se percibe por la pĆ©rdida oĀ ruptura del equilibrio, tras la acumulación de grandes o pequeƱos sucesos que sentimosĀ ādesafortunadosā. Acumularlos nos lleva a la sensación de "no hay salida, no hay rumboĀ claro" y la mayorĆa de las veces, colapsamos frente a esta realidad.
Miremos la crisis desde otra óptica. Indudablemente, se trata de una situaciónĀ difĆcil, es la suma de sucesos en los que no hacemos consciencia y se evidencia cuando elĀ movimiento energĆ©tico y emocional es fuerte.
SĆ, asĆ podemos describir la crisis pero los sucesos no son al azar ni desafortunados,Ā son sucesos que permitimos o atraemos alineados en la programación o patrones deĀ conducta que hemos heredado.
El alma que va a encarnar activa su proyecto sentido al nacer, este programa seĀ usa segĆŗn el propósito de la experiencia a vivir. Recordemos que en el libre albedrĆo queĀ se nos otorga antes de nacer, el alma elige y activa cierta información del ADN familiar,Ā ajustĆ”ndose a patrones, programas e historia familiar. Esta selección de programas laĀ hacemos con un profundo y clarĆsimo sentido pedagógico para luego trascenderla.
La crisis es una oportunidad. Por ser sucesos que atraigo o permito desde miĀ alineación energĆ©tica, les puedo dar una mirada consciente de que mi āYo Soyā los haĀ elegido o atraĆdo, determinando aquello que mi alma desea aprender, mejorar, cambiar yĀ transformar para evolucionar. Esto me libera de repetir vivencias y situaciones limitantes.
Frente a la crisis, te propongo el siguiente reto: observa, escucha, siente y hazĀ consciencia. En la oscuridad de la crisis, mira desde la gratitud y pregĆŗntate: āpara quĆ© meĀ pasa estoā. Integra el aprendizaje y suelta. Soltar te permite trascender la información deĀ tu ADN, liberĆ”ndote a ti y a tu clan. Ahora estĆ”s listo para el siguiente aprendizaje, aunqueĀ muchas veces se requiere apoyo terapĆ©utico.
Esta nueva era, la era del ser, nos pide vivir āpresentesā, disfrutar de la libertadĀ que se nos ha otorgado y la responsabilidad de vivir en plenitud la experiencia fĆsica queĀ hemos elegido, reconociendo nuestra grandiosidad.